sábado, 8 de agosto de 2009

El Tango

(Sandra y Jose Luis Camean, Alma de Tango, por Rocío Amaya, 2009)


Hace unas semanas, gracias a mi profesora de baile conocí el Tango... lo conocía ya, claro, como todos, pero no me lo habían presentado, no había estado el tiempo suficiente conversando con él para admirar todo su arte, toda su magia, su pasión, su odio, su amor...
Esta admiración por una danza de casi 2 siglos de la que antes no había prestado atención es tanto por Sandra, mi profe, como por su hermano, su pareja. Ambos parecen dos dioses cuando bailan, dioses que transportan a los pobres mortales a un mundo que solo ellos conocen.

En esa presentación no vi importante hacer un reportaje en condiciones, iba a pasármelo bien, a ver a una amiga bailar con otros amigos. Pero mi ignorancia me hizo perder imágenes de como todos los presentes se enamoraban de ellos, (como parece ser que les ocurre a nivel internacional). Ilusa de mí, yo creí que solo iba a disfrutar del baile, y eso que me habían advertido de no ser simplente un baile, un tango, si no que ellos dos cuando bailan lo hacen con mayúsculas... ellos bailan EL TANGO. Me arrepentí enseguida de no haber llevado el equipo decente, de no haber visto lo que se aproximaba. Después de haber visto a otras parejas que bailaron y que me parecieron fabulosas, di por echo que hacer un par de fotos con el equipo que llevaba era suficiente... entonces les tocó su turno.

Ella, melena al viento, vestido de gasa verde esmeralda y crema, él con traje a rayas...un tango de los años 20 (me comentaron que pieza era, pero no lo recuerdo), y todo cambió, y yo me arrepentí de no haber llevado mi equipo completo, de no haberme aproximado más (estaba en la tercera fila, pudiendo haber estado en la primera)... Y el segundo baile...uumm...y con el segundo baile, con una pieza de Piazzola, lloré, sí lloré. Lloré por la trizteza que emanaban de los bailarines, por el drama de la pieza de Piazzola (el cual me encanta) y lloré por haber perdido unas fotos maravillosas, por creer que solamente iba a ver a una amiga bailar.